"En el mar la vida es más sabrosa / En el mar te quiero mucho más / Con el sol la luna y las estrellas / En el mar todo es felicidad", dice la popular canción de Osvaldo Farrés y que fuera interpretada por Carlos Argentino junto a la cubana Sonora Matancera. Así recuerda sus mejores años Segundo Pizarro Ipanaqué, hijo de sechuranos que guarda y lleva entre las venas el oficio de pescador, el que salió a muy temprana edad y a los 14 años ya se enfrentaba a la bravura de las aguas del mar abierto como capitán de una lancha pesquera

Hoy a sus 65 años es el capitán de un yate de excursión que lleva a miles de peruanos y extranjeros a avistar ballenas y otros cetáceos en las playas de Los Órganos entre los meses de julio hasta noviembre.

Las olas golpean y revientan contra el muelle, en que yacen pecadores cargando las cajas de pescado fresco, en este vaivén los gritos y silbidos cada vez son más intensos, el olor a pescado fresco se impregna y perfuma los ropajes, las pequeñas chalanas o botes artesanales atesoran junto al muelle. Ahí, Segundo Pizarro, espera cada mañana a los turistas entre los meses de julio y noviembre, para adentrarse por dos horas en altamar y poder disfrutar del baile de los delfines, contemplar a los piqueros lanzarse como flechas en la mar, hasta poder llevar a avizorar las ballenas jorobadas y seguirlas por varias millas hasta que se pierden bajo las aguas cristalinas del Mar de Grau

Segundo Pizarro cuenta que desde los 14 años empezó a dominar el mar, en sus faenas de pesca artesal

“Salíamos al mar cada atardecer, las noches estrelladas eran las mejores, a 40 millas del litoral, el bote parecía estar en una hamaca. Esperábamos por varias horas para empezar a jalar las redes y siempre era al amanecer de cada día, los pocos vientos obligaban a trabajar con mayor rapidez para evitar las intensas horas de sol, ahí empecé a avistar orcas, cachalotes, mantas gigantes y ballenas azul (estás llegan hasta las cinco millas).  

Los primeros reportes de avistamiento comerciales datan de hace 18 años en el norte del Perú, en Punta Sal y desde hace 9 años se hace en el distrito de Los Órganos, el que se ha convertido es un punto referente para el turismo vivencial o ecoturismo y que permite al visitante contemplar el baile de los delfines y avistar ballenas Jorobadas, así como nadar con las tortugas en el muelle de El Ñuro.

Hace exactamente 60 años, 16 de abril de 1956, el escritor estadounidense Ernest Hemingway (1899-1961) llegó Cabo Blanco, junto con su esposa Mary Welsh, un capitán de pesca y dos amigos, uno de ellos el deportista cubano Elicin Argüelles.

Antes en 1952, en las playas de Cabo Blanco habían pescado el primer merlín negro del mundo (según la prensa de unas 1.000 libras de peso que representaban 453 kilogramos). Lo tienen desde entonces disecado en el salón principal del Fishing Club de Cabo Blanco, local en el que se alojó justamente el famoso novelista.

Para intentar pescar el merlín, el narrador y su equipo se treparon a la lancha “Miss Texas” escoltada por la lancha “Pescador II” donde viajaba su esposa Mary. Debió quedarse un mes en el puerto de Talara hasta que consiguió pescar no solo uno sino cuatro merlines, siendo uno de ellos de más de 300 kilos de peso; es decir, casi tan grande como el que se exhibía disecado en el histórico Fishing Club de Cabo Blanco. Hoy la pesca de altura es poco frecuente en estas playas del norte y más para avistamiento.

Gonzalo Gómez –Sánchez Piqueras, propietario de Oceánica Expeditiones Perú, junto a Karen Plenge y el biólogo marino Juan León, acompañan cada día a Segundo. Como capitán y viejo pescador sigue el concierto de los piqueros que no dejan de estrellarse contra las olas. Los ojos se le iluminan y pareciera que tuviese binoculares, de pronto sonríe y esboza, “Ahí están los delfines”, señala con su mano derecha y con la izquierda firme sobre el timón del yate.

LOS TURISTAS, PUEDEN DISFRUTAR DE LA COMODIDAD Y TENER UN DÍA DE PLAYA LLENO DE AVENTURA.

Karen Plenge, nos cuenta que, el banco de Máncora es el más rico del mar del Pacífico. Los turistas puedes avistar a más de 100 cetáceos en el tours que dura más de dos horas en Los Órganos, como mirar el baile de los delfines, ballenas jorobadas que llegan a reproducirse cada año, pez ballena, lobos marinos, manta gigante, entre otras especies que abundan en el litoral.  

“A diferencia de otros días nos hemos sorprendido con la presencia de ballenas con sus crías, tratamos de hacer un registro y se les identifica por la pigmentación que tienen en su cola, las juguetonas y saltarinas se les ha visto desde Paita hasta Tumbes, siete millas mar adentro vimos más de 14 ballenas, toda una aventura”, precisa el biólogo Juan León.

Los turistas se quedan impactados al ver a los cetáceos que llegan a medir hasta más de 14 metros. Las ballenas nadan miles de kilómetros, desde la Antártida, donde se alimentan y llegan hasta el norte del país y Costa Rica, en busca de aguas cálidas que les permite aparearse y reproducirse. Las madres permanecen en estas aguas por un periodo aproximado de cuatro meses y luego preparan su retorno a las aguas frías.

Ya de retorno y después de seguir por varios minutos a las ballenas, nos encontramos frente a la vieja plataforma petrolera. Gonzalo, advierte que hace más de 20 años atrás, está era una de las plataformas que más extraía petróleo desde el fondo marino, hoy es el refugio de especies marinas. Aquí se puede encontrar desde garzas hasta a los pesados pelicanos, los que acompañan como fieles guías, desde la proa a los pescadores noctámbulos

Mientras el yate surquea las olas, los pocos turistas aprovechan tomarse fotos. Gómez Piqueras, nos cuenta que la primera expedición comercial en Los Órganos se inició en el yate Cristina, una vieja embarcación de madera y que navegó por más de 11 años. Luego iniciaron otras compañías. Aunque los amantes contemplan al viajero y aguardan verlo surcar las bravas aguas del Pacífico.

Entre el asombro indica que hasta aquí, Los Órganos, llegan visitantes de Alemania, Inglaterra y Estados Unidos, para apreciar este espectáculo, ya que muchas veces las ballenas nos ofrecen unos saltos asombrosos.

Sin embargo, una de sus las grandes preocupaciones es la falta de una reglamentación para realizar esta práctica. “Junto con las autoridades y otros biólogos, trabajamos para sacar la primera reglamentación de avistamiento de ballenas en el Perú, ya que el ecoturismo es importante para la investigación, pero es vital la reglamentación para que haya un ordenamiento y crecimiento adecuado, sobre todo para la seguridad de la especie. Debe aplicarse un protocolo de avistamiento de manera adecuada, para acercarse sin molestarlas, ya que es un área de reproducción”, sostiene.

La vieja plataforma petrolera, hoy sirve de refujjio de especes marinas como los lobos, gaszas 

falta reglamentar

Mientras el yate surquea las olas, los pocos turistas aprovechan tomarse fotos. Gómez Piqueras, nos cuenta que la primera expedición comercial en Los Órganos se inició en el yate Cristina, una vieja embarcación de madera y que navegó por más de 11 años. Luego iniciaron otras compañías. Aunque los amantes contemplan al viajero y aguardan verlo surcar las bravas aguas del Pacífico.  

Entre el asombro indica que hasta aquí, Los Órganos, llegan visitantes de Alemania, Inglaterra y Estados Unidos, para apreciar este espectáculo, ya que muchas veces las ballenas nos ofrecen unos saltos asombrosos.

Sin embargo, una de sus las grandes preocupaciones es la falta de una reglamentación para realizar esta práctica. “Junto con las autoridades y otros biólogos, trabajamos para sacar la primera reglamentación de avistamiento de ballenas en el Perú, ya que el ecoturismo es importante para la investigación, pero es vital la reglamentación para que haya un ordenamiento y crecimiento adecuado, sobre todo para la seguridad de la especie. Debe aplicarse un protocolo de avistamiento de manera adecuada, para acercarse sin molestarlas, ya que es un área de reproducción”, sostiene.

turistas nadan junto a las tortugas en el Muelle de El ñuro, en el distrito de Los  órganos.

Es más de medio día en altamar y los vientos empiezan a soplar fuerte, Gonzalo Gómez mira al horizonte y señala con su mano izquierda “Las embarcaciones de al fondo son rastreras, se les debe prohibir porque alteran el equilibrio de la fauna acuática, es urgente declarar la Reserva Marino Costera del Pacifico del Norte”.

Entre dientes cuenta que antes utilizan mucho el anzuelo, spiegel, como lo hacen en el muelle, pero los tiempos han cambiado y los bancos marinos están en peligro. Así como los avistamientos si es que no hay un control.


Fotos: José Rivera y Juan León de Oceánica Expeditiones Perú

Crónica publicada en la Revista Semana de diario El Tiempo - Piura